Core Skills para Personas que Trabajan con Personas – Gestionar la Ignorancia
Gestionar la Ignorancia – “Saber no Saber” that is the question.
O mejor quizá ¿Sabes no saber? Esa sí que es la pregunta, o una de ellas. Y una de las más importantes.
Y nótese que no estoy planteando un dilema. No digo “saber o no saber”. (Ni mucho menos “solo saber que no sabes nada” pero esa es otra cuestión aunque relacionada.)
Estoy hablando de la difícil pero fundamental arte y, quizá también de algo de la ciencia, de gestionar la ignorancia.
Y es que no es ni obvio ni fácil saber no saber. Ni tampoco lo es ya que estamos, saber cuando es útil saber no saber.
Claro que en realidad no se trata exactamente de “gestionar la ignorancia” sino de ser algo más activos, incluso proactivos, en como respondemos ante los sentires que suelen surgir alrededor del no saber. Escuetamente, se trata de gestionar el hecho de sentirse mal con ello. No porque total todos somos unos ignorantes y no pasa nada si no sabes (que también) porque “saber no saber” no consiste en “ignorar la ignorancia”. Es más bien porque ciertas respuestas ante el “no saber” hacen más díficil algo que es de gran importancia para todos nosotros los inquilinos del planeta, que es averiguar cosas. ¿A que respuestas me refiero?:
Una es sentir que no saber es “malo”. Apreciar esto es importante. Puede ser útil saber algo por muchos motivos, pero no saberlo no es ni bueno ni malo, es un mero hecho sin más valor. Para sentirse mal con “no lo sé” hace falta un añadido del tipo “y debería saberlo”. Y esto, casi siempre, tiene que ver con lo que significa de nosotros y no con el mero hecho de no disponer de la información o conocimiento. Hay una clara diferencia entre la frustración que se puede sentir ante estar, por ejemplo, pillado en un atolladero y no saber salir de ello y esa especie de vergüenza que podemos sentir ante no poder hablar de la Inteligencia Artificial o la Curva de Phillips. Y claro, a simple vista, parece una obviedad que no saber es de estúpidos: Si no sabes eres estúpido/a. Esto lo hemos aprendido todos en el cole y en casa. Si quieres aprobar tienes que saber. Y aprobar demuestra que sabes.”El que sabe, sabe y el que no … es jefe, da clase etc.” Todos aprendemos que saber es bueno y no saber es malo o, lo que es mucho peor, que “saber es correcto y no saber es incorrecto”.
Lo aprendemos, pero es un error, pues saber es un “simple” hecho de disponer o no de información, experiencia, organizada y habilidades. Sin embargo, es fácil acabar sintiéndose mal por ello y eso, sentirse mal en cuanto a ello, puede conducir, a su vez, a mas dificultades.
Una de ellas es la dificultad con aprender algo nuevo. El punto de partido obvio y lógico para aprender algo es lo que no sabes. Pero muchas personas dedican mucho esfuerzo a evitar notar lo que no saben o el hecho de saber con una sensación conectada de que tampoco hay tanto más para saber. Dos fenómenos muy comunes está muy relacionados con esto. Por una parte el “sesgo cognitivo” (por utilizar un término de moda) de que los más incompetentes a menudo se auto-consideran muy competentes y, por otra la popular noción de que “cuanto más aprendo, menos parece que sé”.
Conectar por el contrario el sentido de seguridad personal o profesional con lo que se sabe y luego organizar las cosas de tal manera que no haya feedback negativo en cuanto a esta idea (de feedback positivo y negativo hablaremos en otro artículo). Este es especialmente peligroso en profesionales que trabajan con personas y, por tanto, se encuentran con frecuencia con la experiencia de no saber: Cada vez que se encuentran con una persona nueva, no saben nada de esa persona. los profesionales que tienen el sentido de seguridad profesional conectado con lo que saben se encuentran en ese momento con una fuerte disyuntiva. No saben pero el hecho de no saber mina su sentido de profesionalidad. ¿Qué hacer? Una respuesta común es agarrarse a algo que produce la ilusión de saber: la teorías, rituales, procedimientos y técnicas cumplen con esta función pero la más frecuente son las clasificaciones y las categorizaciones desde la categorías diagnósticas hasta los indicadores de “tipos de personalidad” pasando por los signos del zodiaco. Son maneras de producir un pseudo saber que protege al profesional (que lo es porque “sabe” de “categorías de personas”).
Este saber ilusorio es muy peligroso (además de totalmente anti-científico por muy “basado en evidencia” que afirme ser) porque entre otras cosas quita la necesidad de descubrir (véase mi reciente artículo sobre la habilidad de investigar y explorar).
Curiosamente, quien tiene su sentido de seguridad profesional conectado más con lo que es capaz de averiguar que con lo que sabe, es mucho menos probable que caiga en esta trampa.
¿Y aparte de eso cómo más puede ser útil responder ante el no saber?
Ir más allá de la etiqueta. Saber el nombre o la etiqueta asociada con algo no es saber ese algo. Saber que se llama caballo no dice nada en cuanto a lo que come, como se mueve, como se relaciona con otros, como se nutre…
Detallar y “ambitar” los que no sabes. Exactamente ¿qué es lo que no sé de esto? ¿Sabes su estructura y composición pero no sus funciones? ¿Sabes lo que hace pero no lo que dura? ¿Tienes experiencia o evidencia limitadas de ello?
Desarrollar un sentido de que saber que no sabes algo es, irónicamente, saber algo. Y cuanto más precises lo que no sabes y cómo se relaciona con lo que si sabes, más probabilidad tendrás de poder hacer algo al respecto.
Distinguir entre saber general y saber aplicado a situaciones particulares.
Distinguir entre contextos en los que conviene aplicar lo que sepas y contextos donde conviene extenderlo. Ninguno de ellos es “siempre” y no son necesariamente mutuamente excluyentes.
Cuando es momento de explorar, extender y aprender, tener en cuenta el importante equilibrio entre lo que sabes y lo que no. Cómo seguramente sabía Sócrates de sobra es imposible “sólo saber que no sabes nada” saber es relativo y se fortalece tanto con la verificación de lo que sabes como con la falsación e identificar lo que no sabes.
Eric Ries y su “Start Up Way” está gozando de bastante popularidad en estos momentos. Sus nociones de “aprendizaje validado” y de “fallar pronto y rápido” tiene que ver con crear activamente el conocimiento algo directamente relacionado con la idea de Karl Popper de falsar. Ambos imposibles si no identificas claramente los que no sabes y lo conjugas con lo que si.
Bien pensado, resulta evidente que lo que no sabes – es decir la ignorancia – es el mejor punto de partida posible para aprender. Esto quiere decir que identificar lo que NO sabes es un proceso necesario para avanzar.
Y defender – a ultranza o no – lo que sí sabes puede ir muy en contra de este necesario proceso.
Suena sencillo. No lo es. Especialmente si llevas toda una vida profesional cobrando por saber. Es cierto que se sigue valorando (posiblemente en exceso) el saber frente al averiguar o descubrir. Pero eso está cambiando y creo que cambiará mucho más. Poder modelar una situación y responder apropiadamente en vez de “saber lo que hay que hacer según el manual” es una habilidad fundamental para producir respuestas de calidad en nuestras empresas. Dicho sea de paso es también una buena manera de reducir la aparición de las burbujas y las “crisis” que con frecuencia acarrean.
No saber gestionar la ignorancia – “no saber no saber” – es, en mi experiencia, una de las más frecuentes y más fuertes barreras al aprendizaje.
No nos confundamos. No estoy hablando de ese ejercicio hueco de “humildad” o de esos “buenos modales intelectuales” que hacen que el más dogmático presente su conocimiento más fijo y firme con el preámbulo de “no es más que una opinión pero…” o “claro que no lo sé seguro pero a mi me parece que…” Ejemplos de lo más (no siempre intencionadamente) irónico de la comunicación.
Estoy hablando de la difícil pero por otra parte vital habilidad de buscar feedback negativo: aquello que contradiga tu manera de entender las cosas o tu modelo del mundo – antes de que te busque a ti.
Es una de las grandes habilidades “no cantadas” que luego resultan ser de gran importancia. Basar tu sentido de seguridad profesional no en lo que sabes (que acabará siempre quedando desfasado) sino en lo que puedes averiguar o descubrir. No está en los manuales de “competencias” pero si está explícitamente modelado en el Modelado DBM ® y forma parte de las habilidades centrales para personas que trabajan con personas que enseñamos
Quizá porque muy pocas organizaciones saben que no lo saben.
Fuente: https://sctsystemic.es/core-skills-para-personas-que-trabajan-con-personas-gestionar-la-ignorancia/
O mejor quizá ¿Sabes no saber? Esa sí que es la pregunta, o una de ellas. Y una de las más importantes.
Y nótese que no estoy planteando un dilema. No digo “saber o no saber”. (Ni mucho menos “solo saber que no sabes nada” pero esa es otra cuestión aunque relacionada.)
Estoy hablando de la difícil pero fundamental arte y, quizá también de algo de la ciencia, de gestionar la ignorancia.
Y es que no es ni obvio ni fácil saber no saber. Ni tampoco lo es ya que estamos, saber cuando es útil saber no saber.
Claro que en realidad no se trata exactamente de “gestionar la ignorancia” sino de ser algo más activos, incluso proactivos, en como respondemos ante los sentires que suelen surgir alrededor del no saber. Escuetamente, se trata de gestionar el hecho de sentirse mal con ello. No porque total todos somos unos ignorantes y no pasa nada si no sabes (que también) porque “saber no saber” no consiste en “ignorar la ignorancia”. Es más bien porque ciertas respuestas ante el “no saber” hacen más díficil algo que es de gran importancia para todos nosotros los inquilinos del planeta, que es averiguar cosas. ¿A que respuestas me refiero?:
Una es sentir que no saber es “malo”. Apreciar esto es importante. Puede ser útil saber algo por muchos motivos, pero no saberlo no es ni bueno ni malo, es un mero hecho sin más valor. Para sentirse mal con “no lo sé” hace falta un añadido del tipo “y debería saberlo”. Y esto, casi siempre, tiene que ver con lo que significa de nosotros y no con el mero hecho de no disponer de la información o conocimiento. Hay una clara diferencia entre la frustración que se puede sentir ante estar, por ejemplo, pillado en un atolladero y no saber salir de ello y esa especie de vergüenza que podemos sentir ante no poder hablar de la Inteligencia Artificial o la Curva de Phillips. Y claro, a simple vista, parece una obviedad que no saber es de estúpidos: Si no sabes eres estúpido/a. Esto lo hemos aprendido todos en el cole y en casa. Si quieres aprobar tienes que saber. Y aprobar demuestra que sabes.”El que sabe, sabe y el que no … es jefe, da clase etc.” Todos aprendemos que saber es bueno y no saber es malo o, lo que es mucho peor, que “saber es correcto y no saber es incorrecto”.
Lo aprendemos, pero es un error, pues saber es un “simple” hecho de disponer o no de información, experiencia, organizada y habilidades. Sin embargo, es fácil acabar sintiéndose mal por ello y eso, sentirse mal en cuanto a ello, puede conducir, a su vez, a mas dificultades.
Una de ellas es la dificultad con aprender algo nuevo. El punto de partido obvio y lógico para aprender algo es lo que no sabes. Pero muchas personas dedican mucho esfuerzo a evitar notar lo que no saben o el hecho de saber con una sensación conectada de que tampoco hay tanto más para saber. Dos fenómenos muy comunes está muy relacionados con esto. Por una parte el “sesgo cognitivo” (por utilizar un término de moda) de que los más incompetentes a menudo se auto-consideran muy competentes y, por otra la popular noción de que “cuanto más aprendo, menos parece que sé”.
Conectar por el contrario el sentido de seguridad personal o profesional con lo que se sabe y luego organizar las cosas de tal manera que no haya feedback negativo en cuanto a esta idea (de feedback positivo y negativo hablaremos en otro artículo). Este es especialmente peligroso en profesionales que trabajan con personas y, por tanto, se encuentran con frecuencia con la experiencia de no saber: Cada vez que se encuentran con una persona nueva, no saben nada de esa persona. los profesionales que tienen el sentido de seguridad profesional conectado con lo que saben se encuentran en ese momento con una fuerte disyuntiva. No saben pero el hecho de no saber mina su sentido de profesionalidad. ¿Qué hacer? Una respuesta común es agarrarse a algo que produce la ilusión de saber: la teorías, rituales, procedimientos y técnicas cumplen con esta función pero la más frecuente son las clasificaciones y las categorizaciones desde la categorías diagnósticas hasta los indicadores de “tipos de personalidad” pasando por los signos del zodiaco. Son maneras de producir un pseudo saber que protege al profesional (que lo es porque “sabe” de “categorías de personas”).
Este saber ilusorio es muy peligroso (además de totalmente anti-científico por muy “basado en evidencia” que afirme ser) porque entre otras cosas quita la necesidad de descubrir (véase mi reciente artículo sobre la habilidad de investigar y explorar).
Curiosamente, quien tiene su sentido de seguridad profesional conectado más con lo que es capaz de averiguar que con lo que sabe, es mucho menos probable que caiga en esta trampa.
¿Y aparte de eso cómo más puede ser útil responder ante el no saber?
Ir más allá de la etiqueta. Saber el nombre o la etiqueta asociada con algo no es saber ese algo. Saber que se llama caballo no dice nada en cuanto a lo que come, como se mueve, como se relaciona con otros, como se nutre…
Detallar y “ambitar” los que no sabes. Exactamente ¿qué es lo que no sé de esto? ¿Sabes su estructura y composición pero no sus funciones? ¿Sabes lo que hace pero no lo que dura? ¿Tienes experiencia o evidencia limitadas de ello?
Desarrollar un sentido de que saber que no sabes algo es, irónicamente, saber algo. Y cuanto más precises lo que no sabes y cómo se relaciona con lo que si sabes, más probabilidad tendrás de poder hacer algo al respecto.
Distinguir entre saber general y saber aplicado a situaciones particulares.
Distinguir entre contextos en los que conviene aplicar lo que sepas y contextos donde conviene extenderlo. Ninguno de ellos es “siempre” y no son necesariamente mutuamente excluyentes.
Cuando es momento de explorar, extender y aprender, tener en cuenta el importante equilibrio entre lo que sabes y lo que no. Cómo seguramente sabía Sócrates de sobra es imposible “sólo saber que no sabes nada” saber es relativo y se fortalece tanto con la verificación de lo que sabes como con la falsación e identificar lo que no sabes.
Eric Ries y su “Start Up Way” está gozando de bastante popularidad en estos momentos. Sus nociones de “aprendizaje validado” y de “fallar pronto y rápido” tiene que ver con crear activamente el conocimiento algo directamente relacionado con la idea de Karl Popper de falsar. Ambos imposibles si no identificas claramente los que no sabes y lo conjugas con lo que si.
Bien pensado, resulta evidente que lo que no sabes – es decir la ignorancia – es el mejor punto de partida posible para aprender. Esto quiere decir que identificar lo que NO sabes es un proceso necesario para avanzar.
Y defender – a ultranza o no – lo que sí sabes puede ir muy en contra de este necesario proceso.
Suena sencillo. No lo es. Especialmente si llevas toda una vida profesional cobrando por saber. Es cierto que se sigue valorando (posiblemente en exceso) el saber frente al averiguar o descubrir. Pero eso está cambiando y creo que cambiará mucho más. Poder modelar una situación y responder apropiadamente en vez de “saber lo que hay que hacer según el manual” es una habilidad fundamental para producir respuestas de calidad en nuestras empresas. Dicho sea de paso es también una buena manera de reducir la aparición de las burbujas y las “crisis” que con frecuencia acarrean.
No saber gestionar la ignorancia – “no saber no saber” – es, en mi experiencia, una de las más frecuentes y más fuertes barreras al aprendizaje.
No nos confundamos. No estoy hablando de ese ejercicio hueco de “humildad” o de esos “buenos modales intelectuales” que hacen que el más dogmático presente su conocimiento más fijo y firme con el preámbulo de “no es más que una opinión pero…” o “claro que no lo sé seguro pero a mi me parece que…” Ejemplos de lo más (no siempre intencionadamente) irónico de la comunicación.
Estoy hablando de la difícil pero por otra parte vital habilidad de buscar feedback negativo: aquello que contradiga tu manera de entender las cosas o tu modelo del mundo – antes de que te busque a ti.
Es una de las grandes habilidades “no cantadas” que luego resultan ser de gran importancia. Basar tu sentido de seguridad profesional no en lo que sabes (que acabará siempre quedando desfasado) sino en lo que puedes averiguar o descubrir. No está en los manuales de “competencias” pero si está explícitamente modelado en el Modelado DBM ® y forma parte de las habilidades centrales para personas que trabajan con personas que enseñamos
Quizá porque muy pocas organizaciones saben que no lo saben.
Fuente: https://sctsystemic.es/core-skills-para-personas-que-trabajan-con-personas-gestionar-la-ignorancia/
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