¿Cómo es el liderazgo que viene? - Javier Ruiz
La presencia de nuevo en Barcelona de Arawana Hayashi los próximos días 10 y11 de marzo de 2017, me anima a reflexionar sobre la importancia de la presencia y la plena conciencia anclada en nuestro cuerpo. En esta ocasión desde la perspectiva del liderazgo, de cómo las personas y grupos desarrollamos nuestra capacidad de influir en otros y cambiar el mundo… empezando por nosotros mismos.
Aún desde la diversidad y controversia entre académicos, estudiosos y líderes, parece existir razonable grado de acuerdo sobre tres consideraciones a tener en cuenta hacia el futuro para mejorar nuestra comprensión del liderazgo:
- La distinción entre líder y liderazgo. Mientras el líder se refiere a la cualidad de un individuo, liderazgo se refiere a la cualidad de una organización y su cultura. De este modo el liderazgo es visto como plural.
- El liderazgo es construido socialmente, siendo un fenómeno emergente, de dar sentido a lo que hacemos individual y colectivamente.
- El liderazgo es un fenómeno corpóreo y estético, basado en datos que nos llegan a través de los sentidos, tales como emociones, sensaciones corporales, intuiciones y representaciones mentales. Todo ello es la base para desarrollar el conocimiento, y al hablar de corporalidad no se refiere a la dimensión corporal de un líder individual, sino a un fenómeno universal.
Desde la perspectiva de la experiencia de aprendizaje de los líderes, existen varios obstáculos durante ese proceso, empezando por la brecha entre saber y hacer (convertir el conocimiento en acción, típico de líderes bien educados), el problema de la traducción (basado en la brecha entre la simplicidad de las acciones y la complejidad de los procesos sociales y organizacionales, que se traduce en una gran distancia entre un modelo genérico y explícito de acción y su aplicación concreta en un caso individual en mi trabajo), el de la implantación (esto es, convertir las visiones estratégicas en formas concretas de actuación) y el de la debilidad del deseo (cuando deseamos, somos capaces de hacer X, y sin embargo, en el momento de actuar, hacemos Y).
Los enfoques relacionales del liderazgo están recibiendo mayor atención. De esta forma, el liderazgo resulta de una actuación conjunta, y cada persona de una organización o comunidad está embebida en él y a la vez lo representa. El liderazgo se puede ver en las prácticas, interacciones y relaciones que existen entre los miembros del grupo humano del que se trata.
El liderazgo estético trata de mirar más allá de la racionalidad, hacia el significado de los sentidos y los sentimientos como fuentes válidas de información. El cuerpo es tratado como una fuente de conocimiento, o mejor, donde reside el mismo, con lo que cobra sentido la “inteligencia corporal”. La inteligencia corporal “cinestésica” es la capacidad de usar el propio cuerpo con precisión, ayudándonos a propiciar la ejecución de nuestras metas y objetivos personales. El cuerpo es la principal parte activa que nos facilita el impulso necesario y nos dirige para pasar de la intención a la acción. Las experiencias corporales subjetivas que tenemos, que no están completamente bajo nuestro control, cobrarían así mayor importancia.
La brecha mencionada entre conocimiento y acción tiene causas muy arraigadas en nuestro mundo. Las corrientes que dominan el conocimiento sobre el liderazgo están muy vinculadas al mundo empresarial, y en particular a las escuelas de negocios. En ellas, el conocimiento, vinculado históricamente a la economía, se basa ampliamente en los datos de la llamada realidad objetiva. Tal conocimiento es por definición abstracto y objetivable, separado de las particularidades y zonas oscuras del hacer y el actuar. Por otra parte, superar la brecha entre saber y actuar requiere tomar seriamente en consideración al cuerpo. En la medida en que el conocimiento se construye como un resultado del intelecto, permanece en la abstracción. Pero ni el aprendizaje, ni el liderazgo ni la consciencia debe ser reducida a eventos del sistema nervioso, desde el momento en el que, de hecho, somos más que nuestra cabeza. El aprendizaje como experiencia corpórea involucra emociones, experiencias y prejuicios. Para lograr un progreso real, debemos incluir más elementos experienciales y corporales en el desarrollo del liderazgo.
Pero al decir que el desarrollo del liderazgo debe considerar más seriamente los procesos experienciales y corporales, no debemos pensar que aprendemos automáticamente de la experiencia. La reflexión también está presente durante todo el proceso, y se trataría más bien de crear más conexión entre el movimiento corporal y las emociones, de forma que comprendamos más y mejor cada forma individual de establecer esa relación, y creemos algo que seamos capaces de recordar, y a través de lo que puedan aparecer imágenes preferentes sobre otras anteriores.
Son estos aspectos los que trabaja Arawana con una sensibilidad, arte y eficacia extraordinarias. Porque tiene gran importancia descubrir y poner en práctica nuestro único y auténtico “movimiento” como personas que somos, como líderes… de nosotros mismos, y con frecuencia de otros.
Tomado de: https://www.linkedin.com/pulse/cómo-es-el-liderazgo-que-viene-javier-ruiz?trk=hp-feed-article-title-like
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