El lugar del cuerpo en la Inteligencia Colectiva

Véronique Campillo, Helen Duceau, Pierre Miraillès

Los profesionales en Inteligencia Colectiva le dan al cuerpo un gran lugar en sus metodologías. Este artíclo invita a una visión diferente del cuerpo, como un espacio de expresión y de movimiento dotada, como todo sistema vivo de su propia inteligencia.

El cuerpo ignorado, cosificado o adulado

Durante miles de años, el ser humano mantiene una relación compleja con su cuerpo. La cultura griega ha glorificado al cuerpo, el mundo judeo-cristiano le ha hecho un tabú o una máquina. El día de hoy, algunas personas le profesan culto y cuidado excesivo mientras otros lo maltratan y no lo tienen en cuenta.
Pero privarse de su cuerpo es privarse de su inteligencia específica ligada especialmente con las informaciones sensoriales, esos mensajes que se nos transmiten sin constantemente, a veces incluso hasta enfermar... Relacionarse con su propio cuerpo es esencial para el bienestar y la salud; además, este vínculo es un factor de equilibrio, de conexión y de autenticidad, y base de nuestra capacidad para relacionarnos con los demás. Cuidar de su ecosistema personal es un imperativo para quienes quieran participar en el desarrollo de la Inteligencia Colectiva dentro de su ecosistema global.

El cuerpo, una inteligencia colectiva

El cuerpo tiene dos competencias fundamentales en relación con el mundo con el que interactúa: las percepciones y el comportamiento. Paradójicamente, la cabeza, con su cerebro super equipado ( 86 a 100 mil millones de neuronas) no es la única herramienta de la cognición. Las investigaciones en neuro biología han establecido lo que los sabios orientales (medicina china, ayurveda... ) sabían desde la noche de los tiempos: la inteligencia, materializada por las redes neuronales, reside esencialmente en tres espacios del cuerpo: el cerebro, el plexo y los intestinos, cada uno teniendo su propia función para tratar la información. Depende de cada uno equilibrar bien estas tres fuerzas en sí mismo, para ponerse al servicio del bien común.

El cuerpo espacio de equilibrio

El cerebro recibe mensajes, los interpreta y reacciona en consecuencia, con acciones y comportamientos. El mayor problema reside en la interpretación de los mensajes, en el momento en el que la realidad se vuelve subjetiva. Creamos nuestra realidad y si las de unos y de los otros son disonantes, esto provoca un ruido colectivo en el que ninguna persona escucha a otra! ¿Cómo volver a conectarse? Es necesario comenzar por tomar consciencia del ruido ambiental y después re-encontrar su equilibrio interior con el fin de establecer otro nivel de presencia y de interacción con uno mismo, los otros y el mundo. El cuerpo es un recurso importante para este reajuste.
Para prepararnos a producir en Inteligencia Colectiva "comenzamos por el principio": entrenémonos para desarrollar el vínculo con nuestro cuerpo, a prestarle atención y a considerar nuestras sensaciones, nuestra sensibilidad, como fuente de información vital. Para hacer esto, les proponemos tres ejes para practicar regularmente:

Presencia

El cuerpo es la puerta que premite el pasaje de la interioridad hacia la externalidad y viceversa. La clave está en la vigilancia, que consiste en dos formas de apertura mental y una práctica corporal:
  • Cada persona tiene sus propias percepciones y representaciones de la realidad. Nuestra percepción primero es sensorial. Revisitemos nuestra visión de lo real por lo que nos dice el cuerpo. Al cubrir nuestras sensaciones con lo habitual, perdemos la mayor parte de la información que ellas nos proponen. Acoger sin interpretar es sin duda un ejercicio que da sus frutos a largo plazo, pero la livertad interior tiene su precio... ¡Y su sabor delicioso!
  • Ser consciente de los procesos. Como el cuerpo es sistema, el mundo es globalidad. Conservar la consciencia de que pertenecemos a un todo más grande que nosotros, observar los mecanismos y comprender lo que está en juego, es aceptar en su cuerpo sentirse vulnerable, pequeño y poderoso a la vez.
  • Reponer fuerzas permanentemente, adoptando una práctica contemplativa como el Tai Chi, el Qi gong o el yoga, la meditación, la inmersión en la naturaleza... Tantas herramientas que permiten desacelerar y actualizar nuestra relación con nosotros mismos.

Presencia para el otro

Con el cuerpo y la mente nutridos de la sensación de vida, de la consciencia y unidos a la Fuente(1), podemos girar hacia el otro y el mundo.
(1) J. Jaworski, Fuente, un camino hacia el Origen del Conocimiento, Colligence Éditeur, 2013

Escuchar

La Inteligencia Colectiva necesita individuos que practiquen asiduamente una escucha activa y benevolencia. Escuchar plenamente moviliza completamente todo el cuerpo: mirada, postura, expresiones del rostro, relajación, proximidad espacial (y por lo tanto, compartir nuestro espacio personal). El cuerpo recibe cantidad de señales débiles, que son la clave de nuestra capacidad de vivir nuestras interacciones con el mundo.

Expresar

Debido a que damos atencion a nuestro cuerpo, vamos, al momento de expresarnos, experimentar una sensación de coherencia interna. En relación con nuestra interioridad, nuestra palabra sonará justa para nosotros y para el otro, sobre todo si es pausada, auténtica, segura, expresando lo esencial.

Llevar paz

Nuestras expresiones, corporales o verbales, son el reflejo de la violencia o de la paz que nos habitan. Pacificar nuestras expresiones contribuirá a pacificar nuestro cuerpo y por "contagio", el cuerpo de otros. De esta forma, ajustándonos interiormente, nosotros calmamos nuestras representaciones y entonces, la expresión de nuestras ideas, que el otro puede invalidar o confirmar sin miedo con miras a hacer avanzar la inteligencia colectiva.

Presencia en el mundo

La necesidad de vincularse es fundamental para el ser humano. Sentirse aislado y bloqueado del mundo, genera negatividad, depresión, cólera, sentimiento de no-existencia... Sin embargo, existimos y el cuerpo es nuestro medio de percibirlo!
  • Pensar en la inmensidad del universo. No somos el centro del mundo, sólo una parte ínfima de un universo. Tómese unos minutos cada mañana para percibirlo. Para ayudarlo, piense en ese momento cuando estaba solo en una playa, de noche, frente a la inmensidad estrellada, o en la cima de una montaña, con el espacio infinito frente a usted ... Visualice esas imágenes y permita que la sensación vivida vuelva a usted en este instante... Permita que su piel perciba el asombro ... ¡Irá a trabajar en un estado mental diferente!
  • Hacer parte de un colectivo, comprometerse en alguna cosa que le apasione. A nivel social, la consciencia de "más grande que uno mismo" va a concretizarse en la vida asociativa, caritativa, política... Todos esos aspectos de la vida civil que implican compromiso, voluntariado, participación... El lenguaje común lo dice bien, comprometerse en cuerpo y alma...
  • Conectarse con la fuente de la creatividad. Los más grandes buscadores, inventores y artistas de todos los tiempos dan testimonio del mismo "milagro" en el proceso creativo: esa sensación de que algo en ellos crea a través de ellos (2). Cultivar esos momentos de vacío y de bienvenida es una práctica que, solo o en equipo, dan lugar a la irrupción de lo nuevo en la consciencia, a la innovación verdadera.
(2) O. Scharmer, Teoría U, Dirigir a partir del futuro emergente, Pearson Education France, 2012

Para comenzar bienen Inteligencia Colectiva

A título de ejemplo, presentaremos a continuación una experiencia para comenzar bien un trabajo colaborativo en Inteligencia Colectiva. Los tiempos de inclusión y de intercambio son indispensables para crear la confianza, pero no son suficientes. Este ejercicio colectivo "corporal" en tres tiempos permite armonizar los niveles de consciencia de los participantes y su capacidad de estar en el momento presente: 

Enraizamiento

Sentir que su enraizamiento pasa por el cuerpo. De pie, los participantes toman un tiempo para percibir en ellos la sensación de la gravedad a nivel de los pies. Acostados, proponer que entren en contacto con la sensación de peso en la parte posterior del cuerpo. Un cuerpo enraizado en sus "límites terrestres" está directamente en contacto para acoger comportamientos llenos de sentido común "tierra a tierra".

Centrado

Contactarse con su interioridad, con las energías que circulan en el cuerpo, orienta la consciencia hacia sí mismo, da la sensación de unificarse, calma la actividad mental e instala al ser en el instante presente. Pase lo que pase, cada miembro del grupo está al servicio de la Vida en cada uno y en todos. Cuando los participantes realizan el ejercicio, el cambio de ambiente en el espacio es palpable.

Resonancia

Enraizados y centrados, el cuerpo puede hacerse "poroso", un espacio de resonancia. La sensación de ser atravesado, del interior al exterior y viceversa, es compartida por los otros participantes. Así el grupo puede esperar ese punto de inflexión, evocado por Otto Scharmer en el proceso en U, donde los participantes develan su autenticidad. En este momento (que puede dar la impresión de perder el equilibrio, de "inclinarse" en un funcionamento aún desconocido), el grupo toca una autenticidad colectiva. Enraizado, centrado y en resonancia, cada "yo" entra en un instante precioso, donde "yo" me expreso de una manera que capta mejor la atención y donde "yo" percibo mejor lo que expresa el otro, verbalmente o no. Cada ser entero está además al servicio de la emergencia del mejor futuro para todos...

Conclusión

Nuestro cuerpo es la imagen del universo: es a la vez un contenedor y un componente del infinito. Aparente paradoja y milagro permanente donde el "yo" es sujeto en sí mismo, dotado de su inteligencia, su talento y su libre albedrío, pero también sujeto a una mayor inteligencia que lo alimenta permanentemente con vida.


Fuente: Intelligence Collective - Livre Blanc
Éditado por: Colligence www.colligence.fr

Commentaires

Posts les plus consultés de ce blog

Modelo SECI - Nonaka y Takeuchi

Hacer del aprendizaje una parte del trabajo cotidiano - Josh Bersin y Marc Zao-Sanders

Diálogo - William Isaacs